Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Lugar de reposo del biker donde aparcar el casco, aflojarse las botas y poder compartir con los demás un brindis con cualquier pretexto.
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Frisco
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Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por Frisco » 27 May 2018, 07:38

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dilop17
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por dilop17 » 27 May 2018, 08:17

Al
Amén
PIKARO
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por PIKARO » 27 May 2018, 14:33

Recordad lo que le ocurrio a Paco, si alguien no lo recuerda puedo volver a contaros su historia
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Frisco
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por Frisco » 27 May 2018, 20:23

Lo cierto es que yo no recuerdo ese tema al que te refieres, Pikaro (igual lo publicaste antes de ingresar yo en el foro, pues si no me equivoco, creo que tu llevas mas tiempo en el foro que yo, mi apreciado compañero del Norte)

De modo que si te decides a contar de nuevo esa historia que dices, al menos yo y unos cuantos mas la oiremos por vez primera, Pikaro ... Así que adelante si lo consideras oportuno :bien2:

Un cálido saludo desde el Sur para ti y para las eternamente hermosas y verdes tierras Galaicas
:salud:
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por PIKARO » 27 May 2018, 21:36

Paco bajó las escaleras de su casa lentamente y con cuidado. A su edad y con su artrosis incipiente ya no podía hacerlo de otro modo. Terminó de bajar las escaleras y se dirigió hacia la puerta del garaje. La abrió y entró.

Avanzó entre la penumbra hacia la ventana y subió la persiana. Entonces la luz que de repente invadió el local, dejo a la vista un garaje un tanto desordenado, con más o menos las cosas que hay en todos los garajes particulares: una segadora, unas estanterías con objetos varios, algunos de los cuales difíciles de identificar, un cuarto de calderas, un coche que había conocido mejores tiempos, algunos aperos de jardinería, un viejo armario ropero con espejo en las puertas, una bicicleta con aspecto de no ser utilizada, en fin, todo eso y alguna cosa más sin importancia.

Lo que diferenciaba ese garaje de la mayoría de los garajes, era un bulto de buen tamaño que tapado con una vieja sábana, ocupaba una buena parte del local.

Paco avanzó hacia donde se encontraba ese bulto y con cuidado y mucho protocolo, como si lo hubiera hecho mil y una veces, fue retirando poco a poco la tela que lo cubría.
según lo iba haciendo, sus ojos se iban abriendo cada vez más y más parecían brillarle, hasta que al dejar al descubierto del todo lo que allí había, sintió como su desgarbada figura se hinchaba de aire y el corazón le latía más deprisa.

Allí estaba, como si el tiempo no pasara por ella, una magnífica Harley-Davidson Electra Glide 1200 FLH del 76 roja y negra, brillando como si tuviera luz propia.

La contempló un rato y la rodeó lentamente hasta llegar a su costado izquierdo. Con bastante esfuerzo y algo de dolor, asió el manillar con su mano izquierda, levanto su pierna derecha y la pasó por encima del asiento. Metió su mano en el bolsillo del pecho de la chaqueta y sacó la llave de contacto…. la introdujo y arrancó el motor.
El motor de 74 pulgadas, rugió con un primer estampido para seguidamente quedar al ralentí con ese característico sonido descompasado del que hacen gala las máquinas de la “company”.

Apretó el embrague, engranó primera con un sonoro ruido sordo y volviendo la cabeza hacia un lado se contempló en el espejo del armario ropero. Dejó que el motor diera unas vueltas más y después de volverlo a punto muerto, lo apagó.
Se bajó de la moto y fue hasta la estantería, donde cogió una gamuza, la dobló en cuatro partes y comenzó a pasarla cuidadosamente por la moto, quitándole el poco polvo que tenia.
Esperó a que el motor y los escapes se enfriaran y volvió a cubrirla con la misma vieja sábana.

Eso fue todo… eso era todo todos los días desde hacia años. Paco ya no podía salir con su moto como cuando era más joven… sus maltrechas rodillas ya no podían aguantar el peso de los más de 300 kg. de hierro de Milwaukee que pesaba su querida moto y sus manos ya no tenían suficiente fuerza y precisión para manejar su manillar.

Ese momento del día era de sensaciones contradictorias.
Por un lado se sentía más vivo y animado y por otro lado nostalgia de los kilómetros recorridos durante una vida, unas veces en compañía de amigos moteros como él y otras en solitario, de los viajes que había realizado y sitios que había conocido, de las concentraciones a las que había acudido, de las risa y los buenos momentos vividos, incluso de las mojaduras y el frío que a veces había sufrido. En definitiva, de una vida llena de intensos momentos a la moto.

Con aire triste, cerró la puerta del garaje y se dirigió de nuevo a la escalera para subir a su casa, donde desayunaría antes de dirigirse al pueblo, donde todos los idas hacia sus compras cotidianas.
Una noche de otoño, llovía y no poco… serian poco más de las siete, pero ya había oscurecido hacia un rato. Paco tenia que acercarse al pueblo, hoy tenia clase de internet. No era algo que le apasionara pero le servia para distraerse y relacionarse un poco.
Bajó al garaje y no sin antes dedicarle una mirada al bulto que hacia la vieja sábana, se subió a su coche, arrancó el motor y accionó el mando del portón.

Salió del garaje y volvió a accionar el mando. Cruzó los metros que separaban su casa de la carretera y girando hacia la derecha, se dispuso a recorrer los ocho km. que le separaban del pueblo.
Seguía lloviendo con ganas y no habría completado la mitad del recorrido, cuando vio en la orilla de la carretera un chico cuya moto le había hecho la jugada de dejarlo tirado en mitad de la tormenta.
Apiadándose de él, se detuvo a su lado y con voz firme le preguntó:
-!Eh chaval, ¿necesitas ayuda?
El chico se agachó hasta la altura de la ventanilla y le contestó:
-Me vendría bien que me acercase hasta el pueblo, . A por la moto van a venir unos amigos en breve, pero yo no tengo por qué estar aquí mojándome…
Paco le abrió la puerta para que entrase y al hacerlo vio la moto del chico. Era una custom negra, bicilíndrica en v y con unos curiosos espejos en forma de ocho girado y aunque no reconoció el modelo, le pareció muy bonita.

De camino al pueblo, hablaron animadamente de motos y de moteros y a los pocos minutos, ya daba la sensación que se conociesen de siempre.
Al llegar al pueblo, el chico pidió que lo dejase en el primer bar que encontraran y Paco así lo hizo. Al parar el coche, el chico quiso corresponder el gesto de Paco y le regalo su braga de cuello. Era una braga sencilla, negra de lycra, poco usada y como único adorno, una alita plateada.
El chico se despidió dando las y al darse la vuelta para entrar en el bar, Paco observó que la misma ala plateada lucia en el parche dorsal del chaleco del chico.
En el viaje de vuelta hacia su casa, Paco recordó el lugar donde se había quedado la moto y allí ya no había nada.
-Ya la han recogido-Se dijo Paco.
Al día siguiente, amanecieron los campos helados y Paco pensó que seria buena idea ponerse la braga que aquel chico le había dada, algo le abrigaría.
Salió de su casa, bajó la escalera y entró en su garaje, como todos los días. Paco subió la persiana y comprobó que aún no había amanecido del todo, aunque algo se veía.

Repitió ceremoniosamente su pequeño rito diario, descubrió la moto, agarró el manillar con su mano izquierda y pasó ágilmente su pierna derecha por encima del asiento… se quedó sorprendido, no le había costado subirse a la moto. Sacó la llave del bolsillo del pecho y arrancó el motor. Se miró en el espejo del armario y entonces se quedó sin aire. La imagen que el espejo le devolvía era la suya propia con cuarenta años menos.

Por acto reflejo, soltó el manillar y su imagen cambió. Ahora el reflejo volvia a ser el de siempre. Con mano temblorosa asió de nuevo el manillar y con los ojos tan abiertos como era capaz, giró lentamente la cabeza hasta alcanzar el espejo con la mirada. Esta vez no soltó el manillara ni miró hacia otro lado. Se quedó observando fijamente, reconociendose como el hombre que habia sido hacia cuarenta años.
Mantuvo la mirada unos momentos mientras una oleada de calor recorria su cuerpo. Bajó la cabeza, soltó el manillar y se bajó de la moto. Fué hacia el espejo mientras se quitaba la chaqueta y la braga que aquel motero le habia dado. Miró al espejo detenidamente y luego a la moto y así varias veces.

Cuando se tranquilizó un poco, volvió a sentarse en la moto y agarrando el manillar, dirigió la mirada de nuevo hacia el espejo. Su imagen era la del Paco de siempre. Se quedó pensativo unos momentos, mientras sus ojos se movían nerviosamente de izquierda a derecha, cuando estos fueron a posarse sobre la braga que había dejado encima de la chaqueta. Un rápido pensamiento cruzó su mente mientras le pareció ver que el ala plateada que adornaba la braga relucía de forma extraña, como si reflejase una luz que allí no había por ningún lado.
Paco se bajó de la moto, se acercó a la braga y se la puso.
Volvió a sentarse en la moto, se agarró al manillar y cuando se miró una vez más al espejo del armario, volvió a verse tal como era hacia cuarenta años atrás. Ya no dudó que la braga era la responsable del cambio.
Un poco menos nervioso, constató que no sólo era su imagen la que había mejorado, sino que realmente se sentía como si tuviese todos esos años menos. También comprobó que su imagen tan solo cambiaba en el espejo. sus manos y todo lo que alcazaba a ver de su cuerpo era como se esperaba que fuera para su edad.
Con todo el aplomo que consiguió reunir subió a su casa y cuando bajó de nuevo, llevaba una vieja cazadora Vanson de cuero en su mano derecha un casco tipo Cromwell y en la izquierda unos guantes de cuero algo raídos.
Accionó el mando del portón, se subió a la moto y se puso el casco y los guantes. Arrancó el motor y lanzó una última mirada al espejo, para asegurarse de que lo que quiera que fuese que provocaba esa situación, seguía funcionando. Engranó primera y salió. Recorrió los metros que le separaban de la carretera y giró a la izquierda. Y rodó. Rodó con la misma excitación que el día que estrenó la moto.

Recorrió kilómetros y kilómetros sin cansarse. Llenó el tanque y tan solo tomó un sandwich y un refresco en aquella gasolinera. No había tiempo que perder.
Cuando le pareció que estaba lo bastante lejos, se dio la vuelta hacia su casa.

Cuando llegó, guardó la moto y se miró al espejo otra vez. Se bajó de la moto y se volvió a mirar. La sonrisa que le había acompañado todo el viaje aún no había abandonado su rostro. Cerró el garaje y subió a su casa con paso cansado. Entró y se dirigió hacia el sofá desde donde siempre veía el televisor, solo que esta vez no lo encendió. Se dejó caer en el sofá y lloró. Lloró de pura felicidad por haber vuelto a sentiste vivo, por haber vuelto a sentir el aire en su cara y sobre todo por haberse vuelto a sentir él mismo.
Al día siguiente, repitió los mismos pasos del día anterior y volvió a rodar.
Aún dudaba de que aquello fuera un sueño, lo que si tenia claro, es que había que disfrutarlo. Y aquel tipo que le había dado la braga, ¿quién era? ¿un ángel? ¿Un demonio? ¿acaso importaba? Lo importante era que Paco volvía a ser motero.
Paco rodó todos los días. Unas veces Hacia ruta y otros solamente se acercaba al pueblo a hacer sus compras.
En el pueblo no salían de su asombro al volver a ver otra vez a Paco sobre su motocicleta y lo que más les llamaba la atención, era la sonrisa que siempre exhibía por encima de aquella braga con su alita plateada.
Así pasaron algunos años, en los cuales Paco se sintió muy feliz, hasta que un día, la dama de negro, vino a reclamar a Paco definitivamente.
Los que acudieron a su funeral, aseguraron que Paco tenia en su ataúd, la misma sonrisa de cuando iba con su moto por las carreteras.
El día de su entierro, sus familiares y allegados, no pudieron evitar fijarse que a la entrada del cementerio, había un chico vestido de motero que llevaba un chaleco con un ala plateada en la espalda.

Aquel joven se apoyaba sobre una custom negra sin ningún distintivo, llamativa mente limpia y con unos curiosos espejos en forma de ocho girado y cargada como para emprender un viaje exactamente igual que la otra moto que estaba aparcada a su lado.
El entierro terminó y los asistentes fueron acercándose poco a poco hacia la salida del camposanto y todavía desde el interior, alcanzaron a oír el inconfundible sonido de dos v-twin arrancando y alejándose.
Hoy día, años después, los asistentes al entierro de Paco, siguen preguntándose quién seria el conductor de la otra moto, compañero del chico, que con su figura desgarbada y una vieja chaqueta Vanson rodaba hacia el sol poniente.
Hoy día años después, y aunque nadie los ha visto, algunos vecinos del pueblo, aseguran oír algunas noches a dos bicilíndricos cruzar el pueblo, quién sabe con que rumbo, si irán de ida o de vuelta de alguna reunión con más como ellos o tal vez, de alguna fiesta motera donde beberán cerveza y hablarán de motos y todas esas cosas de las que hablan los moteros cuando se reúnen.

Y hoy día, años después, algún vecino ha asegurado haber visto un motero parecido a Paco cuando era joven, con su moto parada en el arcén y su casco en el suelo, tal vez esperando la llegada de algún motero como él, que al verle se detuviera para ofrecerle su ayuda.
Así que si algún día veis en el arcén un motero parado, que lleve en el cuello una braga con una alita plateada, con una custom negra con los espejos en forma de ocho girado, no dejéis de parar a preguntarle si necesita ayuda, quién sabe con que os podrá obsequiar en muestra de agradecimiento.
Espero que os guste amigos.un saludo
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Davis29
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por Davis29 » 27 May 2018, 23:55

Gracias Pikaro por compartir esta Historia con los que menos tiempo llevamos
Gracias de nuevo
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Frisco
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Re: Oración para mis camaradas y compañeros en las dos ruedas

Mensaje por Frisco » 28 May 2018, 20:09

Realmente, la de Paco es una hermosa historia... Y magistralmente relatada, Pikaro :bravo:

Contiene todos los ingredientes que debe tener toda buena historia que se precie: un aire mágico y sobrenatural, valentía, misterio, humanidad, tristeza, esperanza, bondad, ternura, espíritu de lucha...

Pero sobre todo, sobre todo, está repleta de simbolismos antiquísimos que se pierden ya en la noche de los tiempos, y que nos sirven de pista para llevarnos a su esencia y verdadero origen: la Mitología Céltica.
Y concretamente nos remite a Galicia, tu tierra, posiblemente el lugar mas mágico y con mas acervo cultural de toda España... Para mi sin duda, este magistral relato debe formar parte del tesoro cultural y patrimonial formado en esa comunidad a lo largo de milenios, siendo un valor incalculable que ha sido casi milagrosamente conservado considerablemente intacto (algo muy excepcional y raro en lo que respecta a otras muchas culturas) pienso que gracias a generaciones y generaciones de gallegos y gallegas, una gesta que hace que tengamos contraída con ellos una deuda de gratitud de tal magnitud que resulta prácticamente imposible de saldar, tal es el relieve y la importancia de esta conservación... Ya explicare mas adelante, si encarta, el porqué de esa importancia. Ahora mejor continuemos intentando descifrar y analizar algunas de las simbologías evidentes que el relato contiene en sí mismo...

Por ejemplo, y por solo mencionar algunos de los muchos símbolos que reúne esta historia, el ala plateada que se menciona no es otra cosa que el signo de Mercurio, el mensajero de los Dioses. En las imágenes de la mitología griega o clásica se le solía representar como un joven con dos pequeñas alitas plateadas en los tobillos y otra pareja de alas algo mas grandes a ambos lados del casco con que se cubre, portando en su mano derecha un cetro coronado en su parte superior por un águila con las alas abiertas (símbolo de Zeus, el padre de los dioses en el panteón griego) y cuyo mástil o mango son dos serpientes entrelazadas (símbolo de regeneración o curación eterna, y que podemos ver íntegro en el sello que representa aún a la Ciencia Farmaceutica):
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Y no acaban aquí las semejanzas, pues hay mas: la raíz de la palabra Ángel (y a la que tantas referencias se hace en la Biblia) procede del antiguo Arameo (el idioma natal de Cristo y una de las múltiples lenguas de origen babilonio o mesopotamico), cuyo significado original es "Mensajero". Una prueba mas de que las diferentes culturas de la antiguedad, bien a través de contactos de índole comercial o bien por ocupaciones o conquistas de carácter belicista, se fueron superponiendo unas a otras componiendo una simbiosis cultural y religiosa en una amalgama gigantesca, y ampliamente desarrollada a lo largo de eones de tiempo.

Debido a las importantes pruebas arqueológicas que han salido a la luz (sobre todo gracias a las nuevas tecnologías aplicadas en este campo durante las últimas décadas), hoy esta ya ampliamente aceptada la teoría de que los contactos y fusiones producidos durante una parte considerable de la Prehistoria entre las pre-culturas europeas, africanas y parte de las asiáticas es un hecho probado e incuestionable.

Así pues y según esto, el joven motero del relato encarnaría la figura del ángel, el Mensajero del Más Allá o lo que viene a ser lo mismo, el "mensajero del Dios" de las culturas mesopotámicas y semíticas , y que luego en la cultura preclásica griega se transforma en Mercurio (aquí nuevamente topamos con el personaje del "mensajero de los dioses" ), para terminar infiltrandose también en la cultura y mitología Celta, mayoritaria en casi toda europa central e islas británicas, y por medio de las sucesivas migraciones celtas producidas durante parte del III milenio a. de C. y durante casi todo el II milenio a. de C., (fundamentalmente a través de los pasos pirenaicos) para la ocupación y asentamiento por toda la Cornisa Cantábrica y con especial preferencia por el Macizo Galaico, por sus abundancia de recursos tanto minerales como forestales y faunísticos, así como también la relativamente fácil defensa del nuevo territorio ocupado

Y en cuanto a la extraña apariencia de los espejos de la moto, el 8 girado o tendido es el símbolo del infinito en la Alquimia, y que en la mitología griega era el Ouroboros (serpiente que se muerde la cola formando un círculo sin fin) aunque en la cultura celta se convierte en un doble círculo (el "8") .
Y también aparece en el centro del nudo que representa al Universo en la mitología céltica, simbolizando la fertilidad, la abundancia, la transmutación y renovación del ciclo anual de la naturaleza (cosechas, migraciones anuales de especies de caza y pesca, etc), el amor y la reencarnación en la vida eterna, y por esta razón no es casual que el Paco que aparece en tu relato sea gallego (un origen celta), y que el desarrollo de la historia se produzca íntegramente en las brumosas tierras gallegas (pues como bien sabes, el término Galicia deriva de la nomenclatura topográfica empleada por los romanos para ese territorio (literalmente significa "Tierra o País de Galos"), y a sus habitantes, Galaicos, para destacar e indicar así que provenían originariamente de las tribus celtas afincadas en Las Galias (aproximadamente el territorio que comprenden las actuales Francia y Bélgica)

Algunos ejemplos de los diversos simbolismos de este signo:
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Por esto pienso entra dentro de lo posible que, en las oscuras noches lluviosas y frías del Invierno y agrupados en torno al calor de los hogares de las viviendas galaicas de los castros, tus antepasados celtas ya contarían un relato muy similar pero adaptado a aquella vida y a aquel tiempo, seguramente con otros nombres y otros medios empleados para escenificarlo...

Por ejemplo, el "Paco" de tu relato (actualmente en el papel de un viejo y achacoso motero) bien podría haber sido en aquella etapa histórica un anciano héroe celta (tal vez de joven un guerrero legendario) que debido a las cicatrices de una vida intensa y de la avanzada edad, ya no podría montar a caballo para combatir a pesar de tener quizás la mejor montura de todo el Castro (equivalente a la Harley de tu historia), y a la que sigue cuidando con dedicado amor y esmero, y un buen día aparece un joven guerrero sobrenatural con (por ejemplo) un ala plateada pintada o cincelada en el escudo, y que ha venido para acompañar al viejo héroe al mas allá y, por consecuencia, el "Paco" celta apareja su corcel y se cuelga sus mejores armas de combate (el equivalente al casco Cromwell, los guantes de cuero y la chaqueta Vanson del relato actual) para marchar con las fuerzas mas renovadas en compañía del joven al Valhalla celta.
Con el transcurrir del tiempo, ese maravilloso relato se iría adaptando a la evolución cultural e histórica... Durante el periodo de la Edad Media se trataría tal vez de un viejo y famoso caballero medieval de La Reconquista al que viene a recoger un joven paje para acompañarle al Paraiso cristiano, y así sucesivamente hasta la actualidad...

(Por cierto, acabo de caer en la cuenta de que ambos hemos colaborado de manera inconsciente en crear una paradoja, ya que el hecho de poner en circulación en plena Era Digital este relato a través del foro también obedecería a las principales pautas estudiadas y establecidas desde el más lejanísimo pasado para la perpetuación del mito: relatarlo, tratar de descifrar su verdadero significado y difundirlo una vez mas ;) )

En todo caso, y aunque las formas cambien, para mi su simbología sigue siendo la misma e inalterable: La creencia en la renovación de otra vida mejor en el mas allá, y que de lo viejo y acabado surge la esperanza del resugir de lo nuevo a través de una mutua simbiosis entre lo eterno y la inmortalidad del alma humana.
Lo que sí es incuestionable es la belleza y la magia del relato e incluyo también tu maestría al contarlo. Me ha encantado de veras :copa:
:aplauso2:
Compañero, muchísimas gracias por haberlo compartido con nosotros. Para mi ha sido un enorme placer leerlo y un honor haber hecho un amago de análisis sobre sus posibles significados y origenes.
Por lo demás, espero alguna opinión del análisis para ver que os ha parecido y en que estariais de acuerdo o en que no.

Un cordial saludo desde el Sur y buenas rutas
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